Desde el siglo pasado (años 80), la belleza y la salud han dejado de ser un medio para convertirse en un fin. La mayoría de las personas sufren una gran presión social y mediática para conseguir un cuerpo “perfecto”, delgado y joven. Y en ésta afirmación, hay bastante “tela para cortar”, comentar, analizar, pero principalmente, para cuestionar.
Inicia la primavera, estación del año más templada, que nos invita a despojarnos de un poco de ropa. Volvemos a mirarnos al espejo y nos replanteamos lo que no hicimos para “cuidarnos”.
Mes en el que reaparecen miles de dietas milagrosas, en las diferentes redes sociales y revistas. Muchas veces las propuestas pueden ser riesgosas para la salud, descensos de peso drásticos y difícilmente sostenibles en el tiempo. Es fácil quedar atrapado en éste alboroto entusiasta, con testimonios y nuevas promesas de influencers y celebridades.
La delgadez se ha impuesto como canon de belleza, con la consiguiente expansión y consumo de alimentos light, cirugía estética, ejercicio físico excesivo, crecimiento de spas y centros wellness.
“Existe una enorme industria que engorda a costa de hacernos sentir mal con nuestros propios cuerpos”.
La autora de esta frase es Susie Orbach, psicoterapeuta británica y escritora. Su postura es particularmente interesante. En uno de sus libros analiza la psicología de las dietas en las mujeres.
Por supuesto que la búsqueda de los inalcanzables estándares de belleza y perfección establecidos por la sociedad tienen su costo: frustración, baja autoestima, tristeza, vínculo inadecuado con la comida, entre otros.
Muchos años han pasado y aún seguimos bombardeados por una imagen de perfección, belleza y salud única. Considero que a estas alturas, necesitamos repensar algunas cosas.
Te invito a preguntarte:
¿Estar delgad@ es para ti sinónimo de saludable? ¿Qué piensas sobre tu cuerpo? ¿Te aceptas tal y como eres?¿ Con quien te comparas? ¿Tu peso y apariencia te definen como persona?
La aceptación del propio cuerpo, es un proceso individual que se vive de manera diferente en cada persona, es enfrentarse a miedos, creencias y pensamientos que hemos naturalizado e internalizado desde que somos muy pequeños. Somos mucho más que los kilos en la balanza. Somos mucho más que nuestra apariencia.
La formación y experiencia, me ha demostrado que un cambio alimentario que inicia en setiembre y finaliza en marzo, no nos conduce a buen puerto. Es necesario ampliar el horizonte de nuestros objetivos.
Si bien, éste camino se transita de manera diferente en cada persona, reúno algunos consejos generales para embarcarte en ésta aventura:
- Acércate a profesionales que apuesten a una salud integral. Somos un todo, así lo dice la ciencia.
- Incorpora hábitos de salud positivos: alimentación saludable, ejercicio regular que disfrutes, descanso adecuado, buen manejo del estrés y de las emociones.
- Acéptate tal y como eres. Reconócete más allá de tu apariencia física. ¿Cuáles son esos aspectos personales y de comportamiento que te definen y te hacen ser únic@?
Si consideras realizar cambios en tu estilo de vida, puedes pensarlos, escribirlos, priorizarlos y pautarlos como un objetivo a mejorar, cada semana o cada quincena.
De forma paulatina, con constancia y con paciencia, ya verás los resultados.
Quizás sea hora de escuchar tu propio cuerpo, conocer tus deseos y necesidades, evaluar lo que necesitas, lo que te gusta comer y lo que te hace bien…
Bettina Indart
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